Que mientras ellos andaban por ahí en canoa pescando tiburones, o cazando pumas, o esquilando llamas, los hispanohablantes de la orilla europea habíamos sorteado los huracanes del Atlántico para enseñarles a monetizar maíz y tomates, alfabetizar con tizas, crear ruedas de caucho y alcanzar un nivel de vida en el que la máxima preocupación fuese observar tu barbacoa sentado en una butaca cubierta de hules. Pero ese español ibérico debería comerse sus palabras con papas.
De no haber sido por la sapiencia de los pueblos autóctonos de América, una séptima parte del párrafo anterior (15%) sería absolutamente ininteligible.
La razón es que las barbacoas, las butacas y las hamacas las pusieron en la RAE las tribus caribe, igual que los tiburones y las canoas los taínos y los huracanes ambos arahuacas.
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