Hay charcuterías, tiendas de pesca salada y, cada vez más, asadores de pollos. Al lado de las clásicas churrerías, en las ferias también encontramos camionetas que venden salchichas, crepes o pizzas. He visto incluso un horno de leña portátil, sobre un remolque con sus ruedas, las luces de circulación y la matrícula.
Hasta aquí, el mundo que conocíamos. Ahora, sin embargo, hace ya un tiempo que ha llegado la moda de las furgonetas gastronómicas. Es decir, vehículos que cargan cocinas equiparables a las de un restaurante y que ofrecen delicias varias, incluso menús completos. Es una tendencia estadounidense que está arraigando con fuerza.
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