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| Ana Mendoza (Agencia Efe)

Las ventas de diccionarios y enciclopedias han caído un 70 % desde 2008

La revolución digital ha afectado de lleno a la edición tradicional de diccionarios y enciclopedias, cuyas ventas han caído un setenta por ciento desde los 146 millones de euros que facturaron en España en el 2008 hasta los 45 millones del 2013.

Estos datos de la Federación de Gremios de Editores de España fueron ofrecidos hoy por Miguel Barrero, director general de negocios digitales de Santillana, en la segunda jornada del simposio internacional «El futuro de los diccionarios en la era digital», que  se celebra en la sede de la Real Academia Española.

A lo largo de la mañana, editores de grandes diccionarios europeos han ido explicando hasta qué punto las nuevas tecnologías han cambiado la forma de concebir estas obras de referencia, muy afectadas por la gratuidad con la que, en muchos casos, se ofrecen en internet.

«Las grandes editoriales de enciclopedias han renunciado a cobrar en internet, un mundo donde todo es gratuito», decía hoy Laurent Catach, director de ediciones digitales del diccionario francés Le Robert, una empresa que, sin embargo, sí cobra por los productos que ofrece.

Como explicaba Miguel Barrero, el sector editorial está sumido en «un complejo proceso de redefinición» para adaptarse al entorno digital y, dentro del mismo, los diccionarios y enciclopedias «están padeciendo la tormenta perfecta», ya que, por una parte, sufren la crisis económica y, por otra, la revolución digital.

En 2013, las obras de referencia en España facturaron 45 millones de euros y se vendieron 1,7 millones de ejemplares, un ochenta por ciento menos que en el 2008. En los almacenes se quedaron sin vender el año pasado 5,3 millones de ejemplares, según contó el responsable de Santillana.

Las ventas han caído en picado pero, a pesar de ello, el sector tiene en la edición de papel «su fuente principal de ingresos», aunque todas las editoriales ofrecen sus diccionarios en versión digital, añadió Miguel Barrero.

«Nunca ha habido tantas oportunidades de dar información lexicográfica como ahora», debido a «la constante presencia de la tecnología en nuestras vidas», aseguró el directivo de Santillana.

El reto, añadió Barrero, «es no pensar que tenemos una marca consolidada. Hay que refrescar el valor de esa marca porque el usuario busca la rapidez por encima de la calidad».

Laurent Catach, de Le Robert, también reconoció que las enciclopedias clásicas «se han visto superadas por Wikipedia» y por otras ofertas existentes en internet.

Desde 1989, las distintas versiones del diccionario Le Robert están «en constante evolución» y hay ediciones digitales de cada una de ellas, comentaba Catach, que dibujaba «un panorama alentador» para su empresa.

Con clientes en más de veinte países, el diccionario Le Robert está presente «entre el gran público y en el sector educativo», y las versiones digitales permiten trabajar también para las empresas, bufetes de abogados, la Gendarmería Nacional y el Ejército.

La versión digital de este diccionario es de pago y representa el catorce por ciento de la facturación global, afirmó el director de ediciones digitales de esta obra.

Le Robert necesita «ganar más visibilidad en internet y la única manera de conseguirlo es la gratuidad», admitía Laurent Catach, quien veía necesario «repensar el diccionario digital y olvidarse del de papel». De momento, el diccionario digital «no garantiza la continuidad económica de las editoriales», aseguró Catach.

Fundado a mitad del siglo XIX, el Oxford English Dictionary (OED) es el más importante de la lengua inglesa y desde el año 2000 se ofrece en versión digital, que «no es rentable», según decía hoy Michael Proffitt, director de esta gran obra. Una parte de las consultas se ofrece gratuitamente y otras se cobran.

En el  2010, la página web del OED se rediseñó por completo y e incluye audios con definiciones en el inglés de Estados Unidos y de Gran Bretaña, citas literarias y animaciones virtuales.

Y, con motivo del centenario de la I Guerra Mundial, se ha ofrecido el lenguaje relacionado con ella a través de cien palabras, una iniciativa muy útil para los estudiantes.

Desde 1925, Espasa Calpe edita el Diccionario de la RAE y, hoy, la directora general de esta empresa, Ana Rosa Semprún, también reconoció que «el fenómeno de la Wikipedia» ha desplazado a las grandes enciclopedias como la Larousse, la Británica o la de Espasa. «En internet se otorga la misma credibilidad» a las obras fiables y a las que pueden no serlo.

Mario Cannella, editor del diccionario italiano Zingarelli, se preguntó si en la era de internet tienen sentido los diccionarios, «dado que en la red hay respuestas inmediatas para todo».

Y, en su opinión, los diccionarios digitales tendrán sentido si ofrecen «el patrimonio de la lengua con calidad».

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