¿Alguien le ha echado alguna vez una ojeada a un texto escrito en húngaro? Pero si parece una partitura musical, lleno de acentos nunca antes vistos que se suceden sílaba tras sílaba. Y nosotros que nos quejamos por tener que poner una tilde, siempre la misma, dirigida hacia arriba, en melón.
La Fundación del Español Urgente, Fundéu BBVA, ha impulsado esta mañana un hashtag en Twitter, #acentúate, dirigido a combatir la pereza acentuadora, a recordar que no es lo mismo poner o no poner las tildes, ni siquiera en las bobadas que escribimos en las redes sociales. Ha tenido éxito. Bien hecho. ¿Pero quiénes son estas rayitas que aparecen sobre nuestras vocales? ¿De dónde salen? ¿Desde cuándo están aquí?
Javier Bezos, de la Fundéu, cuenta la historia del acento en el idioma español. «El acento viene del idioma italiano y llega al español en el siglo XV, más o menos, al mismo tiempo que llega al francés. Tenga en cuenta que en esa época había mucho contacto cultural con Italia».
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