Es increíble la capacidad de la gente para manejar la brocha gorda, para no enterarse bien de las cosas en cuanto estas presentan alguna complejidad, para prescindir de los matices. Pues es completamente inexacto que esas palabras tuvieran obligatoriamente que llevar tilde antes de 2010.
La única manera de que empecemos a entendernos es que transcribamos aquí y leamos atentamente la normativa académica desde 1959 hasta hoy.
En las «Nuevas normas de prosodia y ortografía de la Real Academia Española. Declaradas de aplicación preceptiva desde 1.º de enero de 1959» se leía lo siguiente:
Los pronombres éste, ése, aquél, con sus femeninos y plurales, llevarán normalmente tilde, pero será lícito prescindir de ella cuando no exista riesgo de anfibología.
La palabra solo, en función adverbial, podrá llevar acento ortográfico si con ello se ha de evitar una anfibología.
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