Doña Letizia ha inaugurado el XII Seminario Internacional de Lengua y Periodismo Lenguaje claro, reto de la sociedad del siglo XXI, organizado por la Fundación San Millán de la Cogolla y la Fundación del Español Urgente (promovida por la Agencia EFE y BBVA).
La reina ha pedido a los asistentes al seminario que, en sus conclusiones, dibujen, «seguro que con claridad», «un mapa confiable -sobre lenguaje claro-, que guíe a quienes, con sus textos, afectan de forma, a veces profunda, la vida de numerosas personas».
«Ya veréis vosotros -ha añadido- si debe o no sacrificarse todo a la claridad o si ser claro significa ser simple», o «si dejamos la abstracción, la complejidad semántica y la suntuosidad de adjetivos solo a los textos académicos y literarios y buscamos la sencillez y la concisión en los jurídicos, los administrativos y los informativos».
Ha indicado que ha hecho el ejercicio de acudir a un periódico cualquiera a detectar posibles faltas de claridad y, «claro, hay de todo», y abundan verbos como se desata, estalla, se rebelan, arrasa o arranca.
«Quizá el trazo que dibujan estos verbos sea grueso. Quizá, y para construir el relato periodístico, la realidad requiera, o no, un lenguaje más apacible, aunque no menos riguroso», ha incidido.
Doña Letizia ha afirmado que este seminario le concierne y le importa y ha indicado que «hay muchas preguntas sobre la mesa y dos días de debate», por lo que ha deseado una «exitosa» reflexión sobre el lenguaje claro.
La lección inaugural la ha pronunciado la catedrática de Ética y Filosofía Política de la Universidad de Valencia, Adela Cortina, y también directora de la Fundación ÉTNOR (Ética de los Negocios y las Organizaciones Empresariales).
En su intervención, ha defendido que el esfuerzo por el lenguaje claro ha sido un necesidad permanente, pero se ha convertido en una exigencia «ineludible» en el actual «tiempo nuevo».
«Sin el lenguaje claro y llano en determinados sectores no existen sociedades democráticas», según Cortina, quien ha citado «el derecho de cada persona a comprender aquello que le afecta para poder asumir su respuesta de forma autónoma» .
Y ha añadido, respecto a los gobiernos y las administraciones públicas, que suelen utilizar en sus documentos «una jerga de rufianes», con «un lenguaje abstruso y unilateral», aunque «tal vez lo hagan sin intención».
A ello ha sumado «el lenguaje judicial, hermético, duro y casi ofensivo, que ignora, de hecho, la presunción de inocencia»; la reclamación de claridad en el lenguaje sanitario y textos comprensibles en el mundo empresarial y financiero.
Cortina ha afirmado que recurrir a «un lenguaje claro, llano y bien cuidado» es una cortesía y un deber indeclinable de los gobiernos, las administraciones públicas, los poderes del Estado, como el legislativo y el judicial; los profesionales, los medios de comunicación, las empresas y las entidades financieras.
«Es, sencillamente, una exigencia de justicia, porque resulta imprescindible para que los afectados en cada campo puedan ejercer su autonomía, que supone comprensión y posibilidad de participación activa», ha explicado.
También ha intervenido el director de la Real Academia Española (RAE), Darío Villanueva, quien ha dicho que la claridad del lenguaje es todo un reto para la sociedad del siglo XXI y que la entidad que dirige «está empeñada» en ayudar con sus aportaciones al logro de ese objetivo en las áreas judicial y jurídica.
Ha indicado, que «desafortunadamente, existen leyes escritas de tal modo que los que tenemos que cumplirlas no somos capaces de comprenderlas, por la oscuridad que a veces parece incluso deliberada por parte de los legisladores, que empaña su formulación verbal».
Con tal motivo, la RAE ha elaborado, en concordancia con el Tribunal Supremo y el Consejo General del Poder Judicial, un Diccionario de español jurídico, publicado en 2016 y puesto ya en la red para su consulta gratuita.
A la inauguración ha acudido también el presidente del Gobierno riojano, José Ignacio Ceniceros, quien ha asegurado que «la información que no se comprende no genera conocimiento, sino ruido».