El director de la RAE, Darío Villanueva, ha presentado en el sancta sanctorum de la lengua el Diccionario de la toponimia de Canarias: el guanchismo, obra del catedrático de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Maximiano Trapero, en el que empleó 20 años y que recoge 4 000 palabras guanches, todas ellas sustantivos, la parte más simple de una lengua que sólo tuvo tradición oral.
Términos guanches como malpaís para referirse a las extensiones de lava procedentes de las erupciones volcánicas; mareta, por los estanques de agua que surgían de las escasas lluvias que caían; o roque, para cualquier término rocoso, recuerdan a los primeros pobladores y a una lengua ya desaparecida, de la que sólo quedan palabras sueltas que salpican la geografía insular.
Pero, además de palabras sueltas, el autor de la obra ha explicado que el guanche no tenía unidad lingüística, lo que impedía que se entendieran entre sí los habitantes que poblaban las islas que estuvieron aislados durante no menos de 1 500 años, «y esto es un período enorme para que una lengua evolucione».
Trapero también ha asegurado que no se conoce cuál fue la fonética del guanche, «por lo que es muy difícil restaurarla, habrá que reinventarla».
El 85 por ciento de los términos guanches son topónimos y sólo un 10 por ciento palabras comunes como gofio, que significa harina tostada, y otras referidas a la flora, como tabaiba, el nombre de una planta, o mocán, de un árbol.
Sin embargo, la palabra guanche es de origen francés, porque de Francia procedían las primeras expediciones que fueron a conquistar las islas Canarias.
Y el significado de guanche tiene que ver con la destreza que tenían los aborígenes para lanzar y esquivar objetos, y que era una de las principales maneras que tenían de ganarse la vida.
Pero, también, del 55 por ciento de las 4 000 entradas registradas en el diccionario se conoce su significante pero no su significado, como ocurre con la palabra Tenerife.
Por ello, esta obra se enfrenta a las «medias palabras», y su autor ha abogado por acudir a otros ámbitos, como el bereber, de donde sin duda procede el guanche.
«Orgullo personal», ha dicho sentir Trapero ante la acogida de su diccionario por una institución como la Real Academia de la Lengua y ha asegurado que su obra es «una aportación novedosa y exclusiva al mundo del hispanismo» y al «patrimonio lingúístico español».
La obra de Trapero ha sido patrocinada por el Gobierno de Canarias y hoy su presidente, Fernando Clavijo, no ha querido faltar a este acto, en el seno de la RAE, donde ha dejado claro su apoyo al trabajo del catedrático.