La respuesta obviamente es que no la hay, así que, una vez aceptamos eso… ¿no es acaso la forma más sencilla de trolear que tenemos a mano la de meternos con temas relacionados con el uso de la lengua?
Con esta idea en mente, cada día desde 2012 distintas personas acuden a las redes sociales, a Twitter fundamentalmente, para lograr sonsacarle a la RAE distintas respuestas. Mientras que algunas dudas son legítimas, otras son evidentes bromas, como cuál es el uso correcto de caranchoa, cómo escribir improperios o conceptos de índole sexual tan extravagantes como infrecuentes y, por tanto, proclives a su mala escritura.
Pero esa misma RAE a la que la gente increpa buscando respuestas graciosas se encuentran invariablemente con el muro de la rigurosidad. No hay pregunta que no merezca una respuesta racional y meditada, que de verdad ayude a darle lustre a nuestro lenguaje evitando que la gente vaya por ahí empleando términos como cruising o pokémones de forma incorrecta.
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