La edición en línea del Diccionario, que recibe al mes una media de 41 millones de consultas, seguirá siendo gratuita gracias al patrocinio de la Obra Social la Caixa, que ha alcanzado un acuerdo con la RAE para tres años en los que aportará algo más de 2,5 millones de euros.
La presentación de la plataforma para la consulta en línea de la «Edición del Tricentenario» del Diccionario, llamada así porque su publicación en octubre del 2014 coincidió con la celebración de los 300 años de la RAE, congregó hoy en la Academia a numerosos académicos y a representantes del mundo de la cultura.
«Nunca antes el Diccionario ha ejercido tanta influencia como ahora», aseguró el director de la RAE, Darío Villanueva, al referirse a los 500 millones de consultas que recibe al año la citada versión electrónica.
El acto sirvió para conocer las novedades de la edición digital, en la que, por primera vez, aparecen marcadas de forma especial las palabras que puedan resultar «ofensivas o discriminatorias».
Es el caso de la acepción de gitano que define esta palabra como ‘trapacero’ (aquel «que con astucia, falsedades y mentiras procura engañar a alguien en un asunto»), con la que las asociaciones de gitanos están en desacuerdo. De momento, es la única entrada que lleva esa marca.
Por cierto, la palabra gitano aparece en duodécimo lugar entre las más buscadas en la versión digital del diccionario. Las dos primeras son «cultura» y «bizarro», y, entre las más solicitadas, aparecen también voces como «poder», «moral», «democracia» y «amigovio», una de las novedades de la última edición.
El matrimonio homosexual es otra de las novedades destacadas de esta edición, en la que también figuran por primera vez palabras como burka, ciclogénesis, coach, hiyab, homoparental, quad y wifi, y voces coloquiales como birra, botellón, gorrilla y chupi.
Acompañado de Isidro Fainé, presidente de la Fundación la Caixa, Villanueva subrayó las «extraordinarias oportunidades» que ofrece la edición digital. «Después de 300 años de existencia, la RAE tiene que sentirse segura de poder afrontar el reto de la sociedad digital», afirmó.
Pedro Álvarez de Miranda, director de la 23ª edición, dijo que el diccionario de la Academia «constituye un caso insólito en la historia editorial», porque se ha publicado de forma ininterrumpida «a lo largo de casi dos siglos y medio».
Desde 2004 está disponible la edición electrónica del diccionario, y eso ha constituido «una revolución», tanto porque se puede actualizar constantemente la obra como «por la espectacular ampliación del universo de los consultantes».
Las consultas que recibe el diccionario proceden sobre todo de España y México, seguidos de Argentina, Colombia, Perú y los Estados Unidos, entre otros países. Más del 42 por ciento de las consultas se efectúan ya a través de dispositivos móviles o de tabletas.
«Todo es más fácil de ver en la versión digital», afirmó Guillermo Rojo, responsable de la edición electrónica, quien destacó que se han ampliado las posibilidades de búsqueda y de navegación dentro del Diccionario.
Así, será posible pasar desde cualquier elemento que se encuentre en la definición, incluso en los ejemplos, a la entrada del diccionario en la cual figure su significado.
El mecanismo de autocompletado permite ir recibiendo sugerencias y posibilidades a medida que se van introduciendo caracteres en la ventana de consulta, mientras que el algoritmo de revisión ortográfica ayudará a subsanar las dudas que se tengan en este campo.
El Diccionario es una obra panhispánica, en la que las veintitrés Academias de la Lengua Española (se acaba de sumar al grupo la Ecuatoguineana) han participado «con entusiasmo inconmensurable».
Todas ellas, subrayó el presidente de la Asociación de Academias de la Lengua Española, Humberto López Morales, «han hecho sus aportaciones y han intervenido en los debates» para lograr un diccionario que «nos represente a todos».