Durante tres días, una comisión formada por diez representantes de las veintitrés academias de la lengua de España, Hispanoamérica, Norteamérica y Asia revisarán un documento gestado durante los dos últimos años y que será la base de la vigésima cuarta edición del Diccionario de la lengua española, nombre oficial adoptado en 2014.
«Toca afrontar el reto de elaborar un nuevo diccionario que será el de los nativos digitales», ha explicado Villanueva.
El director de la RAE ha precisado que el último se concibió como un libro que después se digitalizó, mientras el que ahora se empieza a preparar será digital en origen, aunque después se edite en papel porque las academias no son «libricidas».
Villanueva ha destacado el seguimiento que tiene el actual diccionario en soporte digital, ya que es accesible on line de forma gratuita y ha recibido 801 millones de consultas el año pasado, lo que supone una media de dos millones al día.
La principal ventaja de un soporte digital es que se elimina la limitación de espacio, lo que permitirá «recuperar muchas palabras e introducir otras nuevas» y también aumentará el carácter panhispánico de la publicación, ha precisado.
El objetivo, ha resumido, es el de elaborar una gramática, ortografía y diccionario que sean aceptados por los quinientos millones de hispanohablantes.
Será la primera edición en la que la obra reflejará la riqueza de la lengua española, «sin hegemonías y con acuerdos de todas ellas», ha precisado por su parte el secretario de la Asociación de Academias de la Lengua Española, Francisco Javier Pérez.
Villanueva ha precisado que el trabajo de elaboración se realizará en clave de colaboración, lo que complicará el proceso, ya que las veintitrés academias revisarán todo, aunque el resultado será «muy enriquecedor».
Para atender a los usuarios de la edición en línea actual, que vio la luz en el 2014, se realizará una actualización anual de contenidos hasta que se edite el nuevo diccionario, en una fecha aún sin determinar.