La «puntilla» la ha puesto esta semana el ministerio de Enseñanza Superior, que no ha previsto ni un solo dirham en los presupuestos de los próximos cuatro años para la formación de profesores de lengua y literatura española, según explicó a Efe Abderrahmán El Fathi, jefe del Departamento de Estudios Hispánicos de la Universidad Abdelmalek Al Saadi de Tetuán.
Curiosamente, esta noticia llega cuando se celebra en Rabat la Semana de la Lengua Española en Marruecos, un evento con el que la Embajada de España quiere promocionar el castellano como idioma con futuro.
Sin embargo, en Marruecos, las preferencias de los universitarios se dirigen claramente hacia el francés, que es la segunda lengua de facto en Marruecos y la primera en materias científicas, y al inglés por razones evidentes.
«El español en la universidad estaba tocado; ahora está hundido», se lamenta El Fathi, quien deplora la falta de voluntad política de las autoridades españolas para evitar la muerte universitaria de esta lengua.
De las seis universidades con departamentos de Español, la de Rabat no oferta este año la asignatura de Lengua y Literatura por falta de alumnos; la de Agadir cuenta con solo 12 alumnos; la de Fez ha pasado de 1.229 inscritos en el curso 2008-2009 a solo 391 en el pasado 2016-17.
La de Tetuán, tradicionalmente el «faro» del hispanismo en Marruecos, tiene este curso 520 alumnos (y solo 42 nuevos), frente a los más de 3 000 que tiene el Departamento de Inglés de la misma universidad.
Todos estos datos están recogidos en un reciente informe redactado por profesores de tres departamentos de español (Tetuán, Rabat y Fez) para alertar sobre «el grave deterioro de la posición del español y de lo hispano frente al francés y al inglés», achacable —dicen— a la «insuficiente intervención de las autoridades españolas».
Es evidente el descenso en la demanda universitaria del español en Marruecos en estos años: según el informe, la crisis económica en España generó lo que llama un «efecto repulsa» para los estudiantes, que no veían oportunidades de futuro en el país vecino.
Pero además, la crisis hizo que descendieran todos los incentivos que España ofrecía para profesores o estudiantes de español en forma de becas, ayudas de viaje, financiación de actos culturales, provisión de material educativo, y tantas otras acciones que desaparecieron.
El informe no solo culpa a las autoridades españolas: también asegura que el Gobierno marroquí «orienta o presiona para que los estudiantes elijan la lengua inglesa como segunda opción (tras el francés) en los colegios e institutos», lo que conlleva que cada vez existan menos profesores de español, o que los que quedan carezcan de alumnado.
Lo paradójico es que los departamentos de español en las facultades marroquíes han sido el vivero donde han aparecido desde los años setenta del pasado siglo una generación de escritores nativos marroquíes que escriben literatura (novela, poesía o cuentos) en español y que suman ya más de un centenar de autores, algo impensable en el caso del inglés.
También es paradójico que Marruecos sea el país con mayor red de centros españoles de enseñanza (primara y secundaria) en el mundo, con cerca de 5 000 alumnos, aunque muy por debajo de los más de 30 000 inscritos en los centros franceses, donde por cierto también son la mayor red escolar francesa del orbe.
Además, los institutos Cervantes tienen en Marruecos la segunda mayor red del mundo (tras la de Brasil), pero el número de alumnos y de clases no ha dejado de bajar desde 2008 y solo en 2017 se revirtió esta tendencia a la baja.
Todas estas paradojas no ocultan un hecho esencial: frente al lugar común de que en Marruecos había «varios millones de hispanohablantes» heredados de la época de la colonia, un estudio financiado por el Cervantes en 2015 estableció que, como mucho, habría en Marruecos un millón y medio de personas que «entienden» el español, y muchos menos capaces de hablarlo.