El ‘profe’ les puede dictar palabras donde la g y la j suenen igual, para ponerlos a dudar; por ejemplo, dirija, elija, proteja, que se escriben con j, pues con g la última sílaba sonaría como la última de paga y no como la última de bandeja. Y luego, les puede dictar dirige, elige, protege, que se escriben con g, aunque corresponden a los mismos verbos que ya habían escrito con j. La norma para estos casos es la siguiente: los verbos cuyo infinitivo va con g, dirigir, elegir, proteger, conservan la g ante las vocales i y e, y la cambian a j ante las vocales o y a. El cambio ortográfico conserva el sonido.
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