«Previo» no compone con la preposición «a» una locución adverbial. Se trata de un adjetivo y tiene que apuntar a un sustantivo para denotar que lo que se menciona en el referido nombre ‘ocurre primero’ o ‘está delante’, ya sea en el tiempo o en el espacio.
De ahí que está bien decir, p. ej., «en la cita previa se definieron las condiciones del contrato» o «el ambiente previo a las elecciones fue hostil». Pero no es recomendable que se use con las propiedades de un adverbio con el sentido de ‘antes de’, como en el ejemplo siguiente:
No hay que consumir lácteos previo a una sesión de ejercicios. Esta frase queda mejor con la expresión «antes de», así: No hay que consumir lácteos antes de una sesión de ejercicios.
Incluso, el uso inapropiado del adjetivo «previo» puede imprimir oscuridad en los mensajes, como en la oración que continúa:
Se hizo el depósito en el banco, previo a la apertura de la cuenta. Cáptese que lejos de indicar anterioridad, la frase es un completo desatino: ¡se depositó el dinero y después se abrió la cuenta bancaria!, ¡¿a dónde habrán ido a parar esos millones?!
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