¿Y cómo se forman los gentilicios? No hay reglas fijas para estructurar estos adjetivos, pero suelen construirse con el nombre del topónimo (su raíz) + sufijo.
Los sufijos que más se emplean para la formación de los gentilicios son ano: zamorano (de Zamora); aco: austriaco (de Austria); ata: keniata (de Kenia); eta: lisboeta (de Lisboa); ense: carchense (de Carchi); iense: parisiense (de París); eno: chileno (de Chile); ita: israelita (de Israel); eo: europeo (de Europa); ino: montalvino (de Montalvo); eco: guatemalteco (de Guatemala); és: cordobés (de Córdoba); í: iraní (de Irán); ín: mallorquín (de Mallorca); eño: guayaquileño (de Guayaquil); ero: habanero (de La Habana); o: ruso (de Rusia); ol: español (de España); uno: villavicenciuno (de Villavicencio); ejo: popayanejo, cañarejo, biblianejo (de Popayán, Cañar y Biblián). Estas últimas grafías alternan en el uso con el sufijo –ense: cañarense, biblianense.
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