Los monosílabos, como su nombre lo indica, solo tienen una sílaba; por lo tanto se descartan del grupo de palabras agudas. No obstante, pueden ser tónicos y átonos, como se precisó en la columna de la semana anterior.
Son tónicos cuando se articulan con acento prosódico. Ejemplos de este conjunto son sé (forma verbal de saber y ser), dé (forma verbal de dar), qué (interrogativo y exclamativo). Son átonos cuando su única sílaba es inacentuada. En este caso entran palabras como de (preposición), se (pronombre personal, reflexivo), que (pronombre relativo, conjunción).
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