Halar es de uso esmerado; jalar es coloquial y se registra más en el lenguaje hablado o espontáneo. Por lo tanto, dependiendo del contexto comunicativo (esmerado o culto, coloquial o familiar) se emplean en frases como estas: «hala esa cuerda», «jala con fuerza la puerta», «no me hales el cabello», «no me jales del brazo», «no hales tanto humo», «en las discotecas se jala el humo de los fumadores».
El hablante tiene que considerar sus intenciones comunicativas, el contexto y el grado de afinidad que tiene con sus interlocutores para optar por uno de estos vocablos. Se puntualiza que por ser coloquial no se recomienda el verbo jalar en textos formales o académicos.
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