Aunque la expresión «año viejo» está registrada en el Diccionario de americanismos con la acepción de ‘muñeco de figura grotesca, hecho generalmente de trapos, relleno de aserrín o papel, con una careta y vestido de ropa vieja, que se quema en la noche del 31 de diciembre’, en el Ecuador se emplea para referirse a los monigotes en general, pues aquellos de trapo y careta prácticamente se han reemplazado por los muñecos que se elaboran con materiales diversos, de tamaños variados (pequeños, medianos, gigantes), colores intensos y de figuras disímiles en las que lo grotesco no es denominador común.
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