Un rifirrafe entre académicos de la Lengua (Arturo Pérez Reverte y Francisco Rico) ha vuelto a poner al rojo vivo la polémica sobre el presunto sexismo del idioma castellano. El primero acusó a la Real Academia Española (RAE) de «dejarse amedrentar por el matonismo ultrafeminista radical» y el segundo salió al quite en defensa de la institución, calificando al denunciante de «alatristemente célebre productor de best-sellers». Epipress ha recurrido a la autoridad de José Ignacio Bosque, académico, doctor en Filología Hispánica y catedrático de Lengua Española, quien tras rehusar cualquier papel arbitral en esta gresca entre sus pares inmortales, enarbola el informe que elaboró en 2012, suscrito por otros 26 miembros de la RAE, para cuestionar la creciente tendencia política y social a diferenciar masculino y femenino y prescindir de los nombres genéricos que emplean los hispanohablantes desde hace siglos. Existen muchos comportamientos verbales sexistas, pero suprimir las voces discriminatorias ancestrales sería como matar al mensajero, certifica Bosque.
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-¿Es que en la Gramática de la RAE no caben todos y todas, como le reprocharon?
-Naturalmente que caben todos y todas. La cuestión es si el masculino todos engloba o no al femenino en la mayor parte de los casos. Si no lo hiciera, el artículo 15 de la Constitución («Todos tienen derecho a la vida») sería inconstitucional. La pregunta natural es si quien dice en una conversación normal «Todos los que vivimos hoy en España» con el deseo de incluir a hombres y mujeres está siendo sexista. Seguramente usted misma habrá dicho en alguna ocasión «los que estamos aquí» (en lugar de «los y las que?» o de «las personas que?»), o se habrá referido alguna vez a «los franceses» sin ánimo de excluir a las francesas. La pregunta relevante es si uno es sexista cuando usa esas expresiones absolutamente comunes, las que todos los hispanohablantes han empleado desde hace siglos.
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