Aunque es un «hombre de la casa», lleva apenas un mes y medio como director general de la Fundéu, esa arma arrojadiza que es el mejor amigo de periodistas, escritores y frikis del lenguaje en general. No se preocupen, he mirado en su web cómo escribir frikis; aunque me da la sensación de que Javier Lascuráin, nuestro protagonista de hoy, me recomendaría utilizar fanáticos, locos o —por qué no— enamorados.
Uno entra en las oficinas de la Fundéu y no piensa que ahí esté sucediendo nada urgente. Libros de suelo a techo y ocho personas, entre lingüistas y periodistas, delante de los ordenadores. Sin embargo, mándeles usted una consulta y ya verá lo poco que tardan en contestar.
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