Hay tantas cosas que decir, con infinidad de matices, pero disponemos de un número finito de elementos para decirlas. Así que la lengua se saca del sombrero la recategorización, un proceso que hace que las palabras puedan realizar funciones que en un principio no les correspondían.
Un sustantivo se pone a trabajar como adjetivo y se comporta como tal: «La doña está piedra». Piedra es un sustantivo femenino que el DLE define como ‘sustancia mineral, más o menos dura y compacta’, pero, en el ejemplo, piedra está usado como adjetivo.
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