Una de las habilidades lingüísticas del poder consiste en aparentar que todo lo que nos impone lo hacemos por propia iniciativa.
Eso es lo que subyacía en aquellas palabras de la secretaria de Estado de Inmigración, Marina del Corral, cuando aseveró en 2012 que la emigración de los jóvenes se debe a factores como su “impulso aventurero de juventud”. No tardó en correr el chiste de que los africanos que llegan en patera están en realidad practicando deportes de riesgo.
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