Camacho ha hecho esta reflexión en declaraciones a los medios de comunicación antes de recoger el galardón que le ha otorgado la Asociación de la Prensa de Valladolid (APV) por el artículo titulado Almendras amargas publicado en el diario ABC el 20 de abril del 2014 y que está dedicado al desaparecido escritor colombiano Gabriel García Márquez.
En su opinión, el uso correcto del idioma afecta a la credibilidad del periodismo porque «lo que no está bien expresado resulta menos creíble» y ha asegurado que el periodista «no tiene coartada para hablar y escribir mal».
Camacho (Marchena, Sevilla, 1957) ha considerado que utilizar el lenguaje de forma correcta es una «obligación tan primordial» para un periodista como «contar la verdad» y ha opinado que el periodismo tiene también una «responsabilidad pedagógica» en el plano del idioma.
Respecto al uso actual del lenguaje, ha opinado que ha habido «momentos mejores» y que «hay una tendencia al descuido» tanto en el ámbito oral como en el escrito.
«Falta un poco de cuidado y mimo al idioma», ha manifestado el periodista sevillano, que ha expresado además que los lectores «son exigentes» y tienen en cuenta el uso del lenguaje por parte de los informadores.
En cuanto a la situación que atraviesa el periodismo, ha indicado que es «mala, pero no apocalíptica» y se ha mostrado convencido de que el periodismo «siempre estará ahí» y de que la sociedad «siempre» necesitará un «intermediario cualificado».
«La profesión no está amenazada, pero sí las condiciones de la profesión», ha considerado Camacho, antes de explicar que es «optimista» respecto al futuro de las publicaciones en papel, ya que no cree que vayan a desaparecer.
Ignacio Camacho es licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Sevilla y en esta capital inició su trayectoria profesional en los rotativos Nueva Andalucía y El Correo de Andalucía, a comienzos de los años ochenta.
Formó parte del equipo fundador de la edición de Diario 16 en Andalucía, donde hasta 1996 participó como cronista político, columnista y subdirector antes de dirigir, en el 2004, la edición del diario ABC en esa comunidad autónoma.
Ha participado como colaborador, comentarista, columnista y analista en numerosos programas televisivos, tertulias radiofónicas y publicaciones periódicas.
Es autor, entre otros libros, de El huerto del asistente, sobre el caso Juan Guerra; y coautor de Crónica de un sueño, sobre la transición en Andalucía, y de Memoria del paisaje.
El Premio Nacional de Periodismo Miguel Delibes, patrocinado por la entidad financiera La Caixa, está dotado con 6000 euros y una escultura de Luis Santiago.
En las ediciones anteriores han sido distinguidos Iñaki Gabilondo (2013), Magí Camps (2011), Joaquín Sánchez (2010), Luis María Anson (2009), Antonio Álamo (2008), Tomás Hoyas (2007), María de los Ángeles Sastre (2006), Andrés Trapiello (2005), Valentín García Yebra (2004), Javier Marías (2003), Juan José Millás (2002), Carlos Luis Álvarez, Cándido (2001) y José Jiménez Lozano (2000).
Completan la relación de galardonados Jesús Marchamalo (1999), Alex Grijelmo (1998), Vicente Verdú (1997) y Fernando Lázaro Carreter (1996).