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Agencia EFE

Francisco José Sánchez García analiza qué esconden los eufemismos que usan los políticos españoles

El profesor de la Universidad de Granada Francisco José Sánchez García ha analizado en un libro el uso que hacen los políticos de los eufemismos, una herramienta 'propiedad' más del gobierno que de la oposición que sirve para maquillar la realidad o evitar los marcos conceptuales de los contrincantes.

Sánchez, profesor de Lengua Española e investigador especializado en análisis del discurso político y periodístico, ha explicado a Efe que este trabajo ahonda y complementa un libro publicado en 2012 sobre la retórica parlamentaria en el Congreso, trabajo en el que analizó el uso de metáforas o falacias políticas.

En el marco actual de bulos, redes y posverdades, Sánchez ha estudiado el uso de los eufemismos como herramienta para evitar palabras o conceptos tabúes como la crisis económica, los recortes sociales, la corrupción o las tensiones territoriales en Cataluña.

«La prensa ha sido muy crítica, muy combativa, y en los últimos años también la ciudadanía, que ha reaccionado contra ese torrente de eufemismos», ha apuntado este experto tras analizar desde el punto de vista de la lingüística los eufemismos e incidir en su tipología y en las razones de su eficacia.

Según Sánchez, estas expresiones no son ni de izquierdas ni de derechas sino una herramienta al servicio del poder, ya que existe un «tablero lingüístico marcado por roles» con claras diferencias entre quien habla desde el gobierno o desde la oposición.

«Los gobernantes siempre tienen que utilizar un lenguaje más retórico y elaborado para hablar de temas complejos. Los eufemismos son patrimonio del gobierno y no tanto de la oposición y resultan especialmente útiles para explicar medidas impopulares y así modelar a su antojo la opinión ciudadana», ha resumido.

Como ejemplo, Sánchez ha recordado que el expresidente Rodríguez Zapatero llegó a emplear 14 eufemismos en una sola intervención para evitar la palabra crisis, tabú para su ejecutivo.

«Son la forma de construir nuestros andamiaje y de vender nuestra idea y a la vez, de huir de lo que dice el contrario», ha señalado el profesor de la Universidad de Granada, que en el libro apunta diferentes funciones del eufemismo.

Sirven para no nombrar algo, pero también los hay de defensa ante un ataque, como las alusiones a la indemnización en diferido a Bárcenas; como arma, como cuando el expresidente de la Generalitat de Cataluña Carles Puigdemont pide unir a los demócratas; o herméticos, esas expresiones técnicas que suenan bien pero no tienen función comunicativa.

Eufemismos del discurso político. Las claves lingüísticas del arte del disimulo, de la editorial Visor, expone como ejemplos la flexibilización del mercado laboral para hablar de despidos baratos o el afloramiento de contribuyentes de la amnistía fiscal.

«El eufemismo es un mecanismo indudablemente efectivo, que pasa por convertir el lenguaje en el espejo que nos muestra tal y como nos gustaría que nos vieran», ha resumido Sánchez, que ha basado su libro en declaraciones de los principales líderes políticos desde el comienzo de la crisis de 2009 y especialmente a partir del 15-M. 

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