El rey intervino en la VI Convención de Líderes Hispanos de los Estados Unidos, organizada por la Fundación Carolina en un hotel de San Antonio, en la que estuvo acompañado por el ministro español de Asuntos Exteriores, Josep Borrell.
Don Felipe recordó que el español es la lengua materna en gran parte de América y «un sistema especialmente apto para expresar la memoria emocional y afectiva de las culturas que lo tienen como propio».
Por ello, animó a facilitar su expansión a Estados Unidos, el segundo país del mundo con más hispanohablantes, por detrás de México.
«Confiamos en que los Estados Unidos, como segunda nación hispanohablante del mundo, y quizá a no mucho tardar la primera, sabrán cuidar y enriquecer este caudal histórico y esta oportunidad también histórica», afirmó don Felipe.
Uno de los primeros gestos del gobierno de Trump después de tomar posesión como presidente en enero de 2017 fue el de retirar la versión en español en la web de la Casa Blanca, sin que hasta ahora se haya restablecido.
El rey remarcó que la lengua española es «símbolo y herramienta de su potencia cultural» y su progresivo empuje en ámbitos como la comunicación y los negocios es «un hecho contrastado».
«Y como españoles e hispanoamericanos, nos enorgullece su expansión geográfica y social, así como el lógico prestigio creciente del bilingüismo como una ventaja», enfatizó.
Felipe de Borbón, que mañana, martes, se verá con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, subrayó que las relaciones entre España y EE. UU. han estado marcadas en la historia reciente por «la amistad y la confianza mutua».
«Este entendimiento hunde sus raíces siglos atrás», añadió el rey para recordar que fueron españoles los que fundaron ciudades como San Agustín de la Florida o San Antonio, que este año cumple su tricentenario.
A su juicio, «la robusta huella hispana no solo pervive, sino que se manifiesta con decisión y orgullo», tanto en la ciudad tejana, como en todo los EE. UU., donde —prosiguió— viven 59 millones de hispanos, casi el doble que hace veinte años.
A los líderes hispanos estadounidenses, también les hizo ver que Iberoamérica es «una de las regiones del mundo que aglutina un mayor número de democracias, lo que configura un espacio que tiene como guía la defensa de los derechos fundamentales, el respeto a la ley y la cohesión social».
En este contexto, les animó a «preservar el sistema de valores y de libertades con más fuerza que nunca».
«En esta tarea, como herederos de la cultura humanista y, a su vez, ciudadanos de esta gran nación de larga raigambre democrática están llamados a desempeñar un papel muy importante», señaló Felipe VI.
«Cuenten siempre con el apoyo de la Corona y de España entera. Ustedes son parte de nuestra identidad», añadió el rey.
Borrell convino en que España no sería lo que es sin lo que representa Iberoamérica.
A su juicio, «las identidades no crecen en los árboles, no se traen encima como un paquete genético, sino que son una construcción social».
«La hispanidad es mucho más que España, pero nuestra España, mi España, no sería lo que es en el mundo si no tuviese detrás a esos millones de personas descendientes que vinieron a descubrir estas tierras un tanto desconocidas, pero que constituyen lo fundamental de la historia moderna de nuestro país», reflexionó Borrell.
Por ello, hizo un llamamiento a los líderes hispanos a «mantener esa identidad y contribuir a engrandecerla» para que España «juegue mejor su papel en el triángulo clave para el mundo entre EE. UU., Europa e Iberoamérica».
Entre los asistentes en el foro, estuvo el director de la Real Academia Española, Darío Villanueva.