Así lo explicó durante una entrevista con EFE la comisionada para la Alianza por la Nueva Economía de la Lengua, Cristina Gallach, el día en el que el Gobierno aprobó la creación del Observatorio Global del Español, dependiente del Instituto Cervantes.
Este organismo contará con un presupuesto de 4 millones de euros (4,2 millones de dólares) y tendrá su sede en San Millán de la Cogolla (La Rioja), considerada la cuna del castellano, ya que allí apareció el primer texto escrito en esta lengua.
Entre las actividades estarán analizar, «en los próximos meses», la situación del español y de las lenguas cooficiales de España (catalán, gallego y euskera —vasco—) en el mundo, en particular en la nueva economía digital; también se fomentará el conocimiento y prestigio de la lengua y las culturas hispánicas.
Según Gallach, el primero de los estudios que acometerá este observatorio será «analizar el impacto económico» que puede tener la certificación del conocimiento de la lengua española, y que tenga mayor reconocimiento.
«¿De qué forma podemos reforzar la industria de la certificación del español?», plantea Gallach, al tiempo que explica que el DELE (Diploma Español como Lengua Española que expide el Instituto Cervantes) no está «globalmente exigido» como sí ocurre con otros documentos oficiales de otros idiomas como el inglés o francés.
Este Observatorio se enmarca dentro del Proyecto Estratégico (PERTE) de la Nueva Economía de la Lengua, que cuenta con un presupuesto de 1100 millones de euros ( unos 1176 millones de dólares) y tendrá una duración de tres años, con el fin de impulsar toda la cadena de valor de la economía del conocimiento y de la inteligencia artificial.
«La lengua es un combustible como lo fue el carbón en la revolución industrial. La industria de la tecnología y la información está basada en la lengua», afirma.
Un total de 30 millones de euros (32 millones de dólares) se destinarán en exclusiva a apoyar proyectos en lenguas cooficiales.
«Tenemos muy claro que hay que apoyar los corpus en gallego, euskera y catalán (…) si ya es difícil que el español tenga espacio que toca en las redes o en el mundo digital mucho más difícil es para las lenguas minoritarias y el riesgo de que desaparezcan de este ámbito digital es mucho mayor», dice Gallach.
En este sentido, Gallach explica que los robots que atienden muchos de los servicios de asistencia telefónica deben saber hablar no solo español, sino las lenguas cooficiales. «Deben ser multilingües y accesibles en las aplicaciones», ha matizado.
Gallach destaca también la colaboración con los países hispanohablantes, ya que España solo representa el 8% de la población que habla español en todo el mundo.
Por eso, este martes mantuvo una reunión con los embajadores de los países latinoamericanos y las instituciones iberoamericanas relacionadas con la lengua para iniciar «un trabajo en común».
Hasta ahora, apunta, «quizá» se ha estado más «pendiente» del «crecimiento vegetativo, no muy ordenado, natural», de la lengua española debido a la emigración de ciudadanos latinoamericanos a Estados Unidos, donde ha habido un «crecimiento extraordinario».
«También nos hemos dado cuenta de que en China, India y en África subsahariana hay un interés por el español y esto ha sido más fruto de una serie de casualidades que de un empuje estratégico pensado y planificado», explica.
«El PERTE nos da no solo este empuje desde el punto de vista político y estratégico, sino también nos da recursos financieros para ayudar en los sectores que van a apalancar esta nueva economía. Es una oportunidad», concluye.