La consulta para elegir la palabra del año contó en su última edición con más de 226 000 participantes, que decidieron (37,8 % de los votos) que enfermeiro (‘enfermero’) fuera la ganadora, seguida de professor (‘profesor’), que logró un 33,4 %.
La palabra del año es una iniciativa que puso en marcha hace una década la editorial Porto Editora y que pretende fomentar la riqueza del léxico portugués mediante la observación de los términos usados en los medios de comunicación, en las redes sociales o en la vida cotidiana de los portugueses.
En tercer lugar -con un 10,6 % de los votos- quedó toupeira (‘topo’), en alusión a la trama de corrupción destapada en el fútbol portugués.
El término se refiere en concreto al caso bautizado como E-toupeira (‘topo de correos electrónicos’), el escándalo que salpicó al Benfica y que llevó a la fiscalía a acusar al club de 30 delitos derivados de la actuación de un exasesor jurídico que se servía de información privilegiada obtenida a través de dos funcionarios de la Justicia.
La palabra del año suele estar estrechamente vinculada a la actualidad del país, como ocurrió en 2017, cuando la elegida fue incêndios, después de que el fuego acabara con la vida de 111 personas y arrasara más de 440 000 hectáreas.
Para entender 2016, la palabra clave es geringonça (‘precario, chapucero’), el nombre que se le dio a la coalición que formó el Partido Socialista (PS) con partidos de izquierda que auparon al poder al actual primer ministro, António Costa.
El vocablo fue usado por primera vez por el cronista político del diario luso Público Vasco Pulido Valente para referirse a la precariedad de la alianza gubernamental, aunque su pronóstico resultó equivocado porque Costa no solo logró mantenerse sino que aparece hoy como claro favorito en las encuestas para las elecciones del próximo octubre.
La crisis de los refugiados en Europa originó que la palabra refugiado fuera la preferida por los lusos en 2015, mientras que un año antes optaron por corrupção (‘corrupción’) a consecuencia del cúmulo de denuncias que se destaparon en el país.
En 2013, también salpicado por incendios forestales, bombeiro (‘bombero’) fue la palabra del año en homenaje al trabajo altruista de las 80 000 personas que ejercen como bomberos voluntarios en Portugal.
La tutela de la troika (Comisión Europea, FMI y BCE) entre 2011 y 2014 derivó en la institucionalización del vocablo entroikado (‘sometido a la troika’) y el ajuste provocado por la crisis lusa puso de moda la palabra austeridade (‘austeridad’).
El fútbol protagonizó la elección en 2010 gracias al Mundial de Sudáfrica que ganó España y en el que la vuvuzela (‘trompeta’) fue la seña de identidad de los aficionados que acudían a los estadios.
Para conocer la intrahistoria portuguesa de la última década también hay que saber por qué la palabra del año de 2009 fue esmiuçar (‘examinar, desmenuzar’). El término se puso de moda gracias al programa televisivo smiúça os Sufrágios (Examina los votos), que fue un magazine diario de humor que pretendió darle un cariz desenfadado a los procesos electorales de ese año.