Según los investigadores de la Universidad Cornell, de Nueva York, los resultados de este estudio, que ha tenido en cuenta casi dos tercios de las lenguas del mundo, «rompen un concepto fundamental de la lingüística: la idea centenaria de que el vínculo entre el sonido de la palabra y su significado es arbitrario».
En los últimos 20 años, algunos lingüistas ya habían encontrado ejemplos de palabras con sonidos parecidos en diversos idiomas, de acuerdo con el estudio, pero nunca una muestra representativa de la magnitud que presentó la investigación de la Universidad Cornell.
«Hay algo que, al parecer, conduce a los humanos a estos modelos. No sabemos lo que es, pero sabemos que está ahí», apuntó el neurólogo danés Morten Christiansen, director del Laboratorio de Neurociencia Cognitiva de Cornell.
Según Christiansen, esta coincidencia en diferentes idiomas puede tener su razón en el proceso de aprendizaje de una lengua, «es algo que tiene que ver con la mente humana o su cerebro, en su forma de interactuar».
«Quizás ayuda a los niños a aprender el lenguaje», especuló el neurólogo.
El estudio reveló que las palabras más propensas a usar los mismos sonidos son pronombres, partes del cuerpo, verbos que describen movimiento o objetos de la naturaleza.
La palabra lengua (de la boca), por ejemplo, suele incluir la letra l, mientras que rojo o redondo la r.
Los hallazgos del estudio no se cumplen para la totalidad de los casos, como pasa con la palabra arena, que en idiomas distintos al español suele incluir la letra s (sand en inglés, sable en francés o sorra en catalán).
Para su estudio, Christiansen lideró un equipo de lingüistas de Argentina, Alemania, Holanda y Suiza que analizaron palabras básicas del vocabulario del 62 % de los 6.000 idiomas del mundo.