María Márquez es profesora en las Facultades de Filología y Comunicación de la Universidad de Sevilla y, desde hace unos meses, autora del libro Género gramatical y discurso sexista, publicado por la Editorial Síntesis dentro de la colección Perspectivas Feministas. En él, Márquez aborda el sexismo lingüístico, es decir, los usos que en nuestra lengua pueden contribuir a la discriminación e invisibilización de las mujeres en la sociedad. Observa que, en el debate social sobre el tema, las diferentes posiciones se han polarizado generando cada una su propio fundamentalismo. La autora llama la atención sobre la resistencia de ciertas instituciones, como la RAE, y de algunos hablantes a asimilar palabras nuevas surgidas para designar realidades emergentes. Según ella, tales neologismos no tienen que ver con lo políticamente correcto, pues la tendencia a dotar de femeninos específicos a los sustantivos con referencia personal es algo espontáneo desde los orígenes del castellano.
En una presentación reciente de su libro, la autora aseguró que las Guías para un Uso no Sexista coinciden en lo esencial con los principios sólidamente establecidos en nuestro sistema gramatical, sin que pueda entenderse, por tanto, el temor irracional de algunos investigadores, escritores y académicos ante la creación de nuevos términos o la instauración de ciertos usos comunicativos destinados al ámbito de la administración. La parodia, la ridiculización, e incluso la violencia verbal de la que han sido objeto estas guías no pueden explicarse como una defensa de nuestro sistema gramatical, sino como la muestra de una posición ideológica inmovilista.
¿Es machista el idioma o lo es el uso que se hace de él?
Se han vertido ríos de tinta tratando de dilucidar si es sexista nuestra lengua o lo es el uso que de ella hacen los hablantes. En nuestra opinión, la cuestión deja de tener sentido desde el momento en que consideramos que la distinción entre lengua y habla es puramente metodológica, no refleja ninguna dicotomía que exista materialmente en la lengua. No hay más lengua que el hablar, por tanto, parece más preciso hablar de sexismo discursivo. Y consideramos que sí ha existido y existe: la lengua refleja esquemas conceptuales y realidades sociales que, al mismo tiempo, contribuye a perpetuar.
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