Park Chul, exrector de la Hankuk University of Foreign Studies de Seúl, encontró hace muchos años una versión adaptada del Quijote en un puesto callejero y supo que, algún día, traduciría la obra de Cervantes al coreano, según recuerda en una entrevista en San Juan de Puerto Rico, donde asiste al Congreso Internacional de la Lengua Española.
Empezó a cumplir su sueño en 2001 y tres años más tarde, con motivo de la reunión en Seúl de la Asociación Internacional de Cervantistas, primer evento que se celebraba en Asia sobre Miguel de Cervantes, se publicó la primera parte del Quijote traducida directamente del español al coreano.
Lo más difícil para Chul fueron los refranes y las frases hechas, recuerda el traductor que, a pesar de su deseo de ponerse de inmediato con las segunda parte, tuvo que aplazar 8 años la labor al ser nombrado rector.
En febrero de 2014 abandonó el cargo y, al día siguiente ya estaba traduciendo del español.
«Me quitó el sueño porque quería que estuviera terminada antes de la conmemoración de los 400 años de la publicación de la segunda parte del Quijote». Y lo logró a pesar de que acometió solo la tarea, sin la ayuda de sus alumnos como había ocurrido ocho años antes.
Por eso bromea asegurando que tardó 10 años, lo mismo que Cervantes en escribir su obra maestra.
Una segunda parte que es la preferida para este profesor que recomienda a sus alumnos que, si tienen que elegir, es preferible dedicarse a ésta, donde encontramos a un Don Quijote «más normal».
Como el lenguaje coreano es «más largo», el volumen ronda las 900 páginas, dice el traductor que se preocupa por ser fiel al autor y cree haber captado «en un 90 %» el pensamiento de Miguel de Cervantes, frente a las traducciones anteriores hechas a partir de las versiones en inglés o japonés.
El profesor Park Chul disfruta hablando de Cervantes, «un gran feminista», no solo en el Quijote sino también en sus obras teatrales o en las Novelas ejemplares.
Un pionero del feminismo, con un pensamiento moderno y muy avanzado, sostiene el coreano, que asegura también como Cervantes soñaba con un mundo utópico.
Pero Cervantes no fue el primer español al que estudió Chul, pues su tesis doctoral versó sobre el jesuita Pedro Céspedes, el primer visitante europeo a Corea, adonde llegó en 1593, explica.
Y es que la huella de los misioneros españoles en su tierra es otra de los temas preferidos de este estudioso.
La divulgación en su país del personaje de Don Quijote es tal que, explica, el diccionario coreano lo considera un elogio. Es para el que «camina recto, el hombre justo, el que busca aventuras a favor de los pobres y abandonados, en defensa de la libertad y la justicia».