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El origen de los sonidos de las palabras

Aunque los lenguajes difieren unos de otros en muchas cosas, algunos aspectos de sus estructuras parecen ser compartidos por todos.

Cada idioma tiene sus palabras, y la sonoridad también es muy distinta. Sin embargo, resulta curiosa la abundancia de sílabas con determinados sonidos en la gran mayoría de los idiomas del mundo. En algún punto de la evolución humana, nuestros ancestros pasaron de emitir gruñidos a articular sonidos más elaborados, que dieron origen a fonemas y palabras, y tuvieron que escoger un repertorio de vocalizaciones. ¿A qué se debe el predominio de esas sílabas universales? ¿Tienen o tuvieron algo de especial que les dio ventajas sobre el resto de fonemas? ¿Es casualidad o se debe a alguna preferencia innata del Ser Humano? Una investigación puede haber comenzado a resolver este enigma atávico de la antropología y la lingüística.

Aunque los lenguajes difieren unos de otros en muchas cosas, algunos aspectos parecen ser compartidos por todos. Estos aspectos podrían venir de principios lingüísticos que están activos en todos los cerebros humanos. Así que surge una pregunta evidente: ¿Nacemos con el conocimiento de cómo podrían sonar las palabras humanas? ¿Están los bebés más predispuestos a considerar como palabras ciertas secuencias de sonidos en detrimento de otras?

Considere, por ejemplo, la combinación de sonidos que está presente al inicio de las palabras. Mientras que muchos lenguajes tienen palabras que comienzan con «bl», como por ejemplo «blando» en italiano y en español, «blink» en inglés, y «blusa» en español, son pocos los idiomas que poseen palabras que comiencen con «lb». El ruso es uno de estos últimos, con palabras como por ejemplo «lbu», pero incluso en el ruso esas palabras son muy infrecuentes, y se ven ampliamente superadas en número por las palabras que comienzan con «bl». Los lingüistas han sugerido que esos patrones existen porque los cerebros humanos tienen tendencia a favorecer sílabas como «bla» en vez de «lba». Pero, ¿de dónde surge esta preferencia? ¿Se debe a un principio lingüístico universal o a la experiencia de toda una vida adulta escuchando y pronunciando su lengua nativa?

Estas preguntas incitaron al equipo de David Maximiliano Gómez, de la Escuela Internacional de Estudios Avanzados (SISSA) en Trieste, Italia, así como de la Universidad de Chile en Santiago, e Iris Berent, de la Universidad del Nordeste en Boston, Massachusetts, Estados Unidos, a emprender una investigación sobre cómo los bebés perciben diferentes tipos de palabras.

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