El trabajo, coeditado con la Universidad de Salamanca, aporta estudios de los cartularios desde diferentes disciplinas científicas, aunque de manera especial desde el punto de vista de la Filología y la Paleografía.
El profesor José Manuel Ruiz Asencio, de la Universidad de Valladolid, uno de los coordinadores de la publicación, considera que los cartularios de Cardeña, del año 1086, suponen un fondo «único» para el estudio del origen de la lengua, aunque también destaca la importancia histórica del cenobio y la importancia que tuvo en otras muestras iniciales del romance que dio lugar al idioma que se habla actualmente.
Una de las novedades que aporta el estudio es un análisis de la nómina de 204 monjes de Cardeña en la época, que concluye que parte de ellos fueron los que fundaron el monasterio de Albelda, en La Rioja, otro de los hitos del origen del castellano.
Precisamente en Albelda se encuentra el Pacto monástico de Cardeña que suponía un cambio en la forma de relación de los monjes con su Abad, al que le debían obediencia y no sometimiento, como ocurría hasta entonces.
Aunque hay noticias de más pactos monásticos similares, todos se encuentran en Burgos y su entorno y, según Ruiz Asencio, no tienen su origen en Europa, como se creía hasta ahora, sino en un movimiento más local en el que Cardeña parece clave.
Ruiz Asencio se muestra también convencido de que el monasterio de Cardeña fue el origen de la fundación de otros dos monasterios destacados en la provincia de Burgos: San Pedro de Arlanza y Valerániga.
El volumen que se acaba de publicar parte de uno anterior dedicado al estudio paleográfico de los cartularios, que son 373 documentos que fueron transcritos por varios monjes en diferentes momentos, aunque 365 de ellos fueron copiados por el mismo monje.
En ellos aparecen textos en latín, donde se mezclan sus acepciones romances.
Otro de los coordinadores del trabajo, José Antonio Fernández Flórez, de la Universidad de Burgos, destaca la aparición de palabras como Ebro, en lugar de Iberus (en referencia al río Ebro); pozo, en lugar del término latín puteo; o cueva, en lugar de Cova, en referencia a Atapuerca.
Entre ambos volúmenes suman 1 086 páginas de análisis que también incluye el léxico específico de diversas materias, desde la agricultura al ámbito legal.
Santonja ha recordado que el Instituto de la Lengua de Castilla y León lleva años trabajando en lo relacionado con los orígenes de la lengua castellana, con la publicación de los estudios sobre el Cartulario de Valpuesta como hito principal, aunque a corto plazo trabajan ya en la publicación de un estudio similar sobre las Glosas Silenses, a medio plazo sobre el Fuero de Béjar y a largo plazo Los documentos de Sahagún.
En su opinión, el empuje del español se basa en que «era la lengua del pueblo, en la que se repartían el pan y el vino», mientras el latín era el idioma de «los sermones y las reprimendas».