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Agencia EFE

El inglés y el español pueden ser complementarios, en vez de «enemigos»

La proliferación de anglicismos en el mundo hispanohablante preocupa e irrita a muchos defensores de la lengua española, entre ellos la Real Academia Española (RAE), pero lo correcto sería pensar que dos idiomas pueden ser «complementarios», en vez de «enemigos».

Así lo expuso este miércoles en Dublín, en una conversación con Efe, el responsable de la Consejería española de Educación en el Reino Unido e Irlanda, Gonzalo Capellán.

Capellán participó en la entrega de los premios Estudiante de español del año, que reconocen los logros alcanzados en esta materia por alumnos y profesores de Irlanda durante el pasado curso, en un acto organizado en la residencia del embajador español en Dublín, Ildefonso Castro.

Ambos destacaron el salto cuantitativo que ha dado la lengua de Cervantes este país, donde unos 20 000 estudiantes se presentarán este año al examen de español de la prueba de acceso a la universidad, el llamado Leaving Certificate, y a la evaluación general de materias que el sistema educativo prevé al final de ciclo de secundaria, el Junior Certificate.

Hace apenas quince años, se situaban en torno a los 5 000, lo que da una idea de la creciente popularidad del español entre los estudiantes irlandeses.

«La aportación de una lengua al PIB (producto interior bruto) de un país es espectacular. Nadie duda de que el español es uno de los activos más importantes que tenemos, en marca, en desarrollo socioeconómico, en relaciones internacionales», explicó a Efe Capellán, quien recordó que cada año aumenta la comunidad hispanohablante, hasta ser ya «la segunda lengua del mundo».

No obstante, «además de en números», el español debe de ser importante, precisó, en «sectores estratégicos», como en las redes sociales y medios de comunicación, y en el «ámbito científico», a fin de que «se prestigie tanto como el inglés y no sea solo una lengua para el turismo».

Como ya pasó con el francés en otras épocas, ahora es el inglés el idioma que presiona al español y la población lo adopta por varias razones, ya sea por ahorrarse una traducción, por esnobismo o por la presión existente para «ser bilingüe» en un mundo cada vez más globalizado.

«El enfoque es erróneo. No hay que pensar que una lengua es enemiga, que pierde una y gana otra. Hoy en día hay una complementariedad de culturas, la riqueza de un país radica en que haya una población que se maneje perfectamente en las dos lenguas, que entienda mensajes y los produzca en las dos lenguas», sostuvo Capellán.

Reconoció, sin embargo, que es necesario «reequilibrar» y darle al español, «que ha crecido cuantitativamente, la marca de reputación de lengua», para evitar el uso extranjerismos innecesarios como influencer o merchandising, con los que algunos quieren arrogarse cierta «distinción cultural, un falso barniz».

«Eso se normaliza cuando las siguientes generaciones van teniendo más dominio cultural de los idiomas y saben perfectamente cuál es el equivalente en cada lengua y no necesitan recurrir al barniz. Estas cosas son lentas», concluyó Capellán.

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