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| Agencia Efe

El inglés influyó poco al español de Panamá a pesar de la presencia de los EE. UU.

El español que hablan los panameños ha sufrido una influencia del inglés menor a la esperada considerando la constante y decisiva presencia de Estados Unidos por más de cien años en el istmo centroamericano, donde construyó el canal interoceánico que hoy celebra su centenario, aseguraron a Efe varios expertos del lenguaje.

La influencia de Estados Unidos sobre el español de Panamá no se puede negar cuando, por ejemplo, uno de los distritos más poblados de la provincia La Chorrera en Panamá, llamado Arraiján, donde viven más de 200 000 personas, no se llama así por el cacique Arrayán, sino porque en el lugar había un pueblo que quedaba, viniendo de la caribeña ciudad de Colón, «at right hand (a mano derecha)».

Los panameños llaman al cubo de la basura «tinaco» porque cuando comenzó a operar el Canal de Panamá llegaban contenedores de hojalata, que tras ser utilizados para el envío de determinados artículos, se reutilizaban como recipientes para los deshechos luciendo todavía la marca de la empresa: Tin & Co (que se pronuncia «tin and co», o sea, tinaco).

Así lo explicó a Efe la directora de la Academia Panameña de la Lengua Española, Berta Pérez de Burrel, quien defiende que a pesar de esta influencia estadounidense, «el panameño no usa spanglish, o habla español o habla inglés».

Pérez de Burrel reconoció que «hay palabras que hemos adaptado a nuestro idioma igual que en otras partes del mundo», pero que en el país centroamericano, donde «la presencia de Estados Unidos ha sido prácticamente continua, para su envergadura, la influencia en Panamá no es tan grande».

«Nosotros, para haber tenido esa presencia, y considerando a los Estados Unidos como aliados, (la influencia sobre el idioma) es mínima», insistió la académica.

Estados Unidos, que ya había construido un ferrocarril de la costa del Caribe a la del Pacífico en 1868, comenzó a levantar el Canal de Panamá en 1904, lo inauguró en 1914 y administró la vía interoceánica hasta 1999, cuando pasó a manos panameñas en virtud de los tratados Torrijos-Carter de 1977, que también conllevaron la desmantelación, a partir de 1979, de una franja de tierra aledaña a la zanja conocida como Zona del Canal.

Esa Zona del Canal se extendía unos ocho kilómetros a cada lado del canal partiendo Panamá en dos con un territorio colonia de soberanía plena de Estados Unidos donde vivían unos 3000 civiles estadounidense con carácter permanente.

El también académico panameño de la lengua Rodolfo de Gracia, lingüista y profesor de español, dijo que «a pesar del enclave colonial, de la quinta frontera —dos de las formas con las que los panameños se refieren a la Zona del Canal—, la influencia no fue tan grande como se hubiera esperado».

Esto se explica «tal vez porque tenemos arraigado el amor por la lengua», dijo De Gracia, quien reconoció que sí que «hay algunas palabras en casi todos los ámbitos donde la influencia del inglés se ha dejado sentir», pero subrayando que «la gente sigue prefiriendo cantar el cumpleaños en español».

Explicó que recientemente se puso de moda «en la jerga juvenil» decir daim para referirse a la moneda de 10 centavos (dime, en inglés), pero que «este uso está desapareciendo».

Un anglicismo muy utilizado y ya casi asimilado en Panamá es decir mol para llamar un centro comercial (mall, en inglés).

Hay otros términos que se usan en inglés o español indistintamente, señala De Gracia, que puso como ejemplos de esta «alternancia» los términos en inglés lobby y week end para los conceptos en español «vestíbulo» y «fin de semana», respectivamente.

De Gracia remarcó «el amor por la lengua materna» de los panameños y recordó al que fuera ministro de Gobernación y Justicia Juan Materno Vázquez, quien como política pública recomendaba a sus conciudadanos: «cuente en balboas (moneda nacional) y hable en español».

El abogado y escritor panameño Juan David Morgan, durante su discurso inaugural del Sexto Congreso Internacional de la Lengua Española, que se celebró en Panamá en octubre del 2013, recordó entonces que la influencia del inglés sobre el español de Panamá comenzó antes de que se construyera el Canal.

Morgan señaló en su discurso la influencia de los «turistas» decimonónicos que se asentaron en el bucólico Boquete, en la frontera con Costa Rica, que ya a mediados del siglo XIX era recomendado en Estados Unidos y Europa como lugar ideal para retirarse.

También rescató el recuerdo de los aventureros que hacían escala en Panamá en su camino a California bajo los efectos de la fiebre del oro.

«Para comprender hasta dónde llegó la influencia del inglés en Panamá durante aquellos años de constante transitar, basta recordar que nuestro primer periódico, The Star & Herald, precursor de La Estrella de Panamá, nació en inglés en 1854, idioma en el cual circuló hasta 1987», expresó Morgan.

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