El término denomina aquel ‘recipiente pequeño, de plástico u otro material, que sirve para llevar comida ligera, especialmente los niños cuando van a la escuela’. Entre nosotros, se usa merendero, que hasta hoy significa ‘sitio en que se merienda’ y ‘establecimiento adonde se acude a merendar o comer por dinero’.
El término paracaidista es un sustantivo compuesto que da nombre al ‘soldado especialmente adiestrado que desciende con paracaídas’ y, en general, a la ‘persona diestra en el manejo del paracaídas’. Sin embargo, es de uso coloquial en Costa Rica, Cuba, El Salvador, Nicaragua, Uruguay y Venezuela, referido a la ‘persona que se presenta en un lugar sin haber sido invitada’; en Ecuador, ‘persona gorrona —que vive a costa ajena—’, que pega la gorra; en Honduras y Uruguay, ‘persona que tiene una sinecura —’empleo o cargo retribuido que ocasiona poco o ningún trabajo’, una especie de botella, diríamos por acá— y en Nicaragua, ‘persona que se afinca en un terreno ajeno’.
El neologismo blíster, del inglés blisterpack, da nombre al ‘envase para manufacturados pequeños que consiste en un soporte de cartón o cartulina sobre el que va pegada una lámina de plástico transparente con cavidades en las que se alojan los distintos artículos’, como puede verse en medicamentos, juguetes o piezas.
A salvavidas, término usado en Cuba, El Salvador, Nicaragua y Uruguay, para denominar a la ‘persona encargada de la seguridad de los bañistas en una playa’, le ha aparecido, según el nuevo DRAE, un sinónimo: guardavidas. Con eso no hay problema ninguno, sucede como con sobrecama y cubrecama, usted escoge la variante que prefiere. Recuerde que en Cuba, salvavidas es también el ‘pliegue de gordura que se forma en alguna parte del cuerpo’.
Mientras que entre líneas es una expresión que significa ‘de forma no explícita, sino sobrentendida’ (leer entre líneas, aquello que no ha sido dicho, solo insinuado), entrelínea es el ‘espacio entre las líneas de escritura’ o lo ‘escrito entre dos líneas’. El Panhispánico dio entrada a entrelinear, ‘iterlinear’ y ejemplifica: Cuando lee un texto en otro idioma, siempre entrelinea el significado de las palabras que no conoce, es decir, escribe en el espacio entre las líneas. En su conjugación no se acentúa la -i-.
En cierta oportunidad me referí a palabras que en su idioma original comienzan con s y que al españolizarse lo hacen con es. Están en ese caso: eslogan, estándar, estand, esnob, espagueti y espahí o espay —del francés spahi, ‘soldado de caballería turco o del ejército francés en Argelia’—. Lo mismo sucede con palabras derivadas del latín como especial, espíritu, estrato, estructura, estúpido y estupefacto. También con esvástica, del sánscrito svastika, palabra que define ‘la cruz gamada empleada por los nazis como emblema’. Esprint, esprintar y esprínter no aparecen en el DRAE; pero sí en el Panhispánico.
El 22 de abril de 1519, una expedición española al mando de Hernán Cortés desembarcó en las playas de Chalchihuecan, frente a la comunidad totonaca de Quiahuiztlán, 80 kilómetros al norte del actual puerto de Veracruz; allí se se asentaron y fundaron el primer ayuntamiento del Nuevo Mundo: la Villa Rica de la Vera Cruz, que con el tiempo pasó a ser simplemente Veracruz. Ese es también el nombre de uno de los 31 estados de México y se localiza al este del país. Su nombre rinde honor a Ignacio de la Llave y Segura Zevallos, quien combatió heroicamente contra la invasión francesa; luego de su muerte, por decreto del 10 de julio de 1863, el estado se denomina: Estado libre y soberano de Veracruz-Llave.
Calimba ‘hierro con que se marcan los animales’ y calimbar ‘herrar’, ‘marcar con hierro candente’ son cubanismos. También se usó en referencia al triste hecho de que los esclavos africanos eran marcados a fuego con un hierro candente por sus amos para atestiguar su propiedad. En el portugués de Brasil, carimbo designa hoy un sello de tinta para marcar documentos y carimbar ‘marcar, sellar’. Sin embargo, para nada son estas las acepciones con que se usa hoy.