Algunos que excepcionalmente lo admiten, cambian su significado. Por ejemplo, curiosidad: cualidad de ser curioso y curiosidades: cosas curiosas; horror: emoción y horrores: actos que motivan o provocan horror; instrucción: acción de instruir, caudal de conocimientos e instrucciones: indicaciones para hacer algo. La mayoría no admite el plural nunca; entre ellos están honradez: cualidad de ser honrado y educación: acción y efecto de educar.
También explica la Dra Roméu que los sustantivos referidos a una ciencia, arte o profesión no admiten el plural: abogacía, medicina, anatomía, pintura. Algunos, como abogacía, nunca tienen plural, y otros, cuando se usan en ese número, cambian su significado: medicinas, pinturas.
Los apellidos se consideran invariables, y la marca de plural se indica en el artículo: los Pérez, los Rosales, los Álvarez; sin embargo, los nombres propios lo admiten con frecuencia: las Marías.
Por el contrario, existen sustantivos que solo se usan en plural: los Alpes, las Baleares, las Canarias. Otros, como las Antillas, admiten la referencia a una de estas islas: la Antilla mayor.
El vocablo polémica, ‘dicho de alguien o de algo, que provoca controversias’, ‘arte que enseña los ardides con que se debe ofender y defender cualquier plaza’, como se evidencia en esta última acepción, proviene del ámbito militar, procede del griego polemikós, ‘referente al arte de la guerra’, formada por pólemos ‘guerra’ e ikós ‘de’. Con el paso del tiempo, se tornó sinónimo de controversia, como llamaban Quintiliano y Tácito a los choques de ideas.
Virus, del latín virus, nombra, en Biología, al ‘organismo de estructura muy sencilla, compuesto de proteínas y ácidos nucleicos, y capaz de reproducirse solo en el seno de células vivas específicas, utilizando su metabolismo’ y, en Informática, al ‘programa introducido subrepticiamente en la memoria de un ordenador o computadora, que, al activarse, destruye total o parcialmente la información almacenada’. No varía en el plural: los virus.