Otras han pasado a la literatura y forman parte de leyendas de tema campesino: babujal, cabuya, macana… o forman parte de determinadas jergas como curricán, empleada por pescadores e, incluso, algunas han variado su sentido original, como cayuco, que se emplea como “persona torpe, de pocas entendederas”.
Algunas palabras de origen caribeño han variado su sentido con el tiempo, por ejemplo, bajareque, originalmente «construcción de hojas de palma, varaentierra» lo empleamos hoy como «casa en mal estado» y barbacoa, inicialmente, «palafito» y hoy «parrilla», entre otras muchas que han adaptado su significado a las nuevas condiciones.
El término eclipse del griego ékleipsis, significa «desaparecer» y se emplea referido al bloqueo parcial o total de la luz de un cuerpo celeste, cuando pasa detrás o a través de la sombra de otro: en un eclipse solar, la Luna se interpone entre el Sol y la Tierra; en un eclipse lunar, la Luna entra en la sombra de la Tierra. El verbo eclipsar puede usarse en un sentido personal: «evadirse, ausentarse, desaparecer».
La Fundación del Español Urgente (Fundéu) precisa que en aquellas palabras que constituyen préstamos de otras lenguas, se prefiere conservar la k y pone como ejemplos: Irak, alaskeño, askenazi, bikini, euskera, harakiri, kamikaze, kimono, kurdo, moka, póker, uzbeko, Alaska, Marrakech y Pakistán.
En los últimos tiempos se ha venido generalizando la palabra inglesa thriller, «obra cinematográfica o literaria que suscita expectación ansiosa por conocer el desenlace», en vez de la más castiza expresión de suspense o de suspenso. La introducción del anglicismo tiene lugar en algunas zonas de América y también entre nosotros. Es bueno recordar que no hay por qué dar entrada a voces foráneas si contamos con términos propios de la lengua española. No obstante, si a pesar de ello se prefiere utilizar la palabra thriller, ha de escribirse en cursivas, como corresponde a los extranjerismos.