El novelista y dramaturgo Miguel de Cervantes (1547-1616) declara la muerte del español antiguo en su obra cumbre El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, en la que invita a reflexionar sobre la lengua misma, convirtiéndose así en «un puente» hacia la modernidad del idioma.
«La primera piedra en contra y a favor del lenguaje es El Quijote, de 1605. Es el catalizador para el nacimiento del español moderno. Y los que toman la estafeta posteriormente y hacen la verdadera aportación transformadora son los poetas del Barroco», afirma en entrevista Ignacio Padilla (1968).
El académico de la lengua y especialista en la obra cervantina comenta que la máxima aportación de la primera parte del Quijote, más que a la lengua, es a la necesidad que esta tiene de reflexionar sobre sí misma.
«Don Quijote está todo el tiempo pensando no solo en libros, sino confrontando el español medieval con el moderno, y el habla vulgar de su escudero Sancho con el lenguaje aparentemente correcto o exquisito de la lengua del siglo XVI», agrega.
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