Sí, ese elemento que un día vertebró la cultura y sirvió de puente con un hispanismo cada vez más creciente hoy es manipulado a su antojo por razones extralingüísticas. El motivo no es otro que intentar transformar la sociedad a través de esta arma gramatical: desdoblemos el sustantivo en sus formas masculina y femenina. Pero, ¿es posible cambiar a un pueblo gracias al cambio de una norma lingüística?
Seguimos haciéndonos preguntas: ¿tiene el lenguaje poder suficiente como para que, recogiendo una pauta discriminatoria ya marcada como pueden ser el sexismo o el racismo, ésta se mantenga en el imaginario colectivo? La respuesta es clara: no.
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