Enseñar a un niño a hablar (y a escribir) correctamente no solo es transmitirle conocimientos y práctica sobre las características de las palabras o sus funciones sintácticas; no solo es ayudarle a ampliar su vocabulario y a usarlo con propiedad; no solo es enseñarle las reglas ortográficas y su importancia. No me malinterpreten. Gramática, vocabulario y ortografía son imprescindibles en la formación de un buen hablante. Pero son solo una parte del todo. Nadie dijo que fuera fácil.
Para hablar correctamente es también necesario manejar con habilidad las funciones sociales de la lengua. Y en eso tienen una gran responsabilidad la escuela y la familia.
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