El término agujero aparece con frecuencia en el lenguaje periodístico, por culpa de los casos de corrupción o de gestión engañosa en administraciones, empresas, bancos o cajas. En esas ocasiones se utiliza bien, pero en otras algunos medios han llegado a hacer un uso abusivo.
La prensa empezó a acuñar en los años ochenta esta nueva acepción de agujero, formada por vía de metáfora. Así, agujero acompañó a nombres propios como Rumasa o Banesto, entre otros pufos, por lo que adoptó una connotación peyorativa.
Leer más en www.elpais.com.