Nacido de «las dudas de todos», el Diccionario del uso correcto del español en el Ecuador (DUCE), enriquecido en su tercera edición con vocablos sobre diversidad y género, entre otros, va más allá del léxico para adentrarse en la herencia indígena, el mestizaje y la idiosincrasia, comenta a Efe su autora, Susana Cordero de Espinosa.
Presidenta de la Academia de la Lengua de Ecuador y autora del DUCE, Cordero de Espinosa señala a Efe que la tercera edición del diccionario incluye «los nuevos términos que se acogen para narrar las distintas sexualidades», así como un capítulo sobre la aproximación a la música nacional y un glosario informático.
Además, en el texto se explica el uso de formas tomadas de la sintaxis del idioma ancestral quichua que «comunican una interioridad». Es común —en especial en la serranía— escuchar frases como «dame trayendo», «dame pasando», «no seas malito», lo que para Cordero revela «mucha delicadeza» a la hora de pedir algo, situación que atribuye a «una influencia indígena», pues los ecuatorianos son «sumamente delicados para tratar a la gente» «No es que sea un error (gramatical), son formas nuestras que nunca pertenecerán al español general porque solo nos pertenecen a nosotros», puntualiza al asegurar que en su obra «nada se critica negativamente», pero se sugiere cuándo o cómo usar distintas palabras y términos.
UNA EXIGENCIA DE SIEMPRE
Resultado de más de 30 años de trabajo didáctico, de investigación universitaria y de práctica periodística, el DUCE pretende ilustrar y corregir diversos errores de orden semántico, sintáctico, morfológico, ortográfico e incluso fonético que se cometen en el habla del español en el país.
Ello, a fin de que los lectores afanosos de hablar y escribir bien, tengan elementos de juicio que amplíen su cultura general e idiomática, y enriquezcan su capacidad expresiva.
«Una exigencia de siempre, que ha de serlo también de hoy, es la de evitar que la prisa por informarnos y, en el mejor de los casos, el apuro por saber, nos obliguen a andar desaliñados en los caminos del decir», señala Cordero de Espinosa.
Miembro de la Real Academia de la Lengua Española, la experta apunta que si hablan español alrededor de 570 millones de personas en el mundo, la trascendencia de conocerlo más y mejor es evidente.
Y por ello, el DUCE ofrece capítulos con vocabulario general, un registro léxico que incluye artículos, adjetivos, nombres, pronombres, adverbios, preposiciones, conjunciones e interjecciones, así como temas de gramática básica, concordancias, conjugaciones verbales, ecuatorianismos y advertencias sobre anglicismos.
«Nada es inventado, todo es tomado del habla viva del Ecuador», subraya la experta, quien considera que la educación debe ser más exigente en el país para garantizar mejores niveles de aprendizaje y evitar la pérdida de capital humano.
LENGUAJE, UNA FORMA DE SER
«El lenguaje revela una forma de ser, una idiosincrasia, una manera de vivir, una educación previa, lo que leemos, lo que dejamos de leer», comenta al destacar la importancia de propiciar la lectura de textos apropiados desde edades tempranas.
Aclara que su diccionario no está concebido «para quitar a la gente la riqueza del habla oral, no hay errores tachados», sino que busca «un mayor dominio intelectual de la lengua y, consecuentemente, el mejor uso en lo escrito».
Lo fundamental es que entendamos y enriquezcamos la lengua, que comprendamos al comunicarnos», sostiene quien es la primera mujer al frente de la Academia de la Lengua de Ecuador y para quien el típico uso del diminutivo en el país no solo expresa ternura o delicadeza.
«Revela un cierto miedo. No somos directos en nuestra comunicación, preferimos darles vueltas a las cosas», dice, algo que presume viene desde la colonia cuando «mandaban españoles y criollos», pero «no los mestizos».
«Eso hizo que generáramos estas formas más delicadas para mandar», dice la autora del diccionario, que procura a sus lectores una comprensión más lúcida del español como idioma materno, «que brilla desde un fecundo, variado y gozoso mestizaje, entre la fuerza y gracia castellano-andaluza y el fino espíritu indígena».