El asunto no es tan claro en Dubái, porque la vocal que lleva el acento, la a, no es la última vocal de la palabra, aunque sí pertenece a la última sílaba. Alguien pensará que se trata de una voz grave, Du-bá-i; es decir, con el acento en la antepenúltima sílaba, caso en el cual no llevaría tilde, se escribiría Dubai. Sin embargo, se trata de un bisílabo, Du-bái, cuya última sílaba es un diptongo, formado por una vocal abierta predominante, la a, y una cerrada, la i. En consecuencia, es vocablo agudo terminado en vocal, y debe llevar tilde, Dubái.
En aplicación de la misma norma se tildan, entonces, dalái, bonsái, samurái, Inpáhu, Fundéu, Paláu, Hawái, que son agudas terminadas en vocal, como también debe hacerse con voces como Baréin, aguda, terminada en n, y Matéus, aguda terminada en s. La norma que exige marcar la tilde se aplica a las agudas terminadas en vocal (excepto i griega) y n o s precedidas de vocal.
Por eso, nombres como Uruguay, Camagüey, Sibundoy, Cocuy, que son agudos terminados en vocal, ya que la letra i griega (y) cumple función de vocal en ellos, no se tildan. Y nombres como Isaacs, Orleans, estands, agudos terminados en s, tampoco, porque la norma cobija las agudas terminadas en -as, -es, -is, -os, -us, como Caifás, Andrés, Asís, yoyós, Jesús, y no simplemente en s.
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