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| Agencia EFE

El director de la RAE homenajea al español como deudo del independentismo en América

El director de la Real Academia de la Lengua (RAE), Darío Villanueva, ha tributado en Valladolid un homenaje al español como un espacio de «comunicación, entendimiento y recreo» compartido por más de quinientos millones de personas, cuyo definitivo impulso ha atribuido al independentismo en América.

Más allá de la expansión lingüística que propició el descubrimiento del Nuevo Mundo y de la primera gramática, que escribió Antonio de Nebrija, ambos en 1492, el «momento cumbre» del español se produjo en el siglo XIX a partir del movimiento independentista de las repúblicas americanas colonizadas por España.

El castellano o español, «denominaciones homogéneas», fue elegido y plasmado en las constituciones de las naciones recién creadas como un «instrumento de cohesión junto al establecimiento de fronteras y el fortalecimiento de sus respectivas nacionalidades a través de otras señas de identidad», ha recordado Villanueva al recoger esta mañana la Medalla de Oro de las Cortes de Castilla y León.

Acompañado de los filólogos y académicos Francisco Rodríguez Adrados y José Antonio Pascual, el director de la RAE ha agradecido esta distinción procedente de la institución que representa a los ciudadanos de Castilla y León, comunidad autónoma que ha festejado el trigésimo tercer aniversario de su Estatuto de Autonomía.

La colonización española en América «no fue especialmente pugnaz en la imposición del idioma», ha recordado en este punto el presidente de la RAE, al contrario de lo que hicieron los promotores de las repúblicas emancipadas de España.

Darío Villanueva se ha retrotraído hasta la fragmentación lingüística coincidente con la caída del Imperio Romano para situar al latín como «padre o madre» de las lenguas a las que dio paso su evolución en la Hispania Romana, al expandirse de diferente forma en cada territorio de lo que hoy es España.

Derivó en un romance oriental (catalán), fraguó en un romance occidental (gallego) y en el centro de la antigua Iberia cristalizó como el castellano, todos ellos con singularidades y aspectos diferenciados pero procedentes del mismo tronco común: «un idioma ecuménico» como fue el latín.

El resultado de ese «momento cumbre» del siglo XIX es su situación actual como la segunda lengua en el mundo más hablada por población nativa, la segunda más utilizada por las comunidades económicas y la tercera en el ámbito de internet, ha insistido.

Darío Villanueva se ha referido así al espíritu universal de un idioma «que nació en un lugar de la Romania» y que con el paso del tiempo se ha extendido hasta configurar «un clima de expresión y comunicación» entre gentes de diversos lugares, costumbres y razas.

 

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