En 2010, sólo perdió su tilde. Cinco años más tarde, el director de la Real Academia Española, Darío Villanueva, reconoce que fue un error y que debe enmendarse. Su intención de hacerlo es tan sincera que hasta lo promete como recompensa si en ficción se le permite matar a alguien: «si me haces a mí el asesino te prometo devolverle la tilde a solo», le dice al académico y escritor español Arturo Pérez Reverte en su novela Hombres Buenos.
Los personajes que el autor describe en su novela son el equipo de filólogos, lingüistas y lexicógrafos, entre otros, que conforman la RAE. Su trabajo es actualizar normas, producir gramáticas, ortografías, actualizar el diccionario… Pero eso no excluye, asegura, jugarse travesuras entre ellos: «Yo aparezco como personaje y ahí están este tipo de juegos, de diabluras que se hacen. La escena es que Arturo viene a la Academia porque va a escribir un libro sobre la Academia en el siglo 18 y entonces quiere encontrar documentación. Entonces me encuentra a mí, se mete conmigo porque yo soy gallego, y los gallegos tenemos fama de ser muy reservados y muy astutos. Él dice: ‘me encontré con el director, al que le hice una pregunta que no me contestó y me hizo 23’. Entonces, la broma, o la diablura es que yo le digo: ‘Arturo, me han dicho que estás escribiendo una novela sobre la Academia en donde hay asesinatos. Mira, por favor, déjame a mí asesinar a… (un académico en concreto). Y entonces él me responde: caramba, me pides una cosa difícil porque son muchos lo que los quieren asesinar».
En 300 años de fundación, la RAE atraviesa una de sus crisis económicas más drásticas que ha provocado una disminución del 60 % de su presupuesto anual. Villanueva, sin embargo, ha preferido tomar la austeridad con mucho optimismo, aunque sobre su puesto pese una de las mayores transformaciones de la institución que desde diciembre de 2014 dirige: la construcción del primer diccionario digital, ya que hasta la fecha se habían utilizado los recursos informáticos para hacer el diccionario que iba a ser un libro, y lo que se subía a internet era lo publicado en papel.
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