No. El idioma es un ente activo que se adapta a su época, a su entorno y a sus hablantes para no morir como en su día hizo el latín, por mucho que la Iglesia católica se empeñe en tenerlo como su lengua oficial.
Es lógico que en ese proceso de adaptación continua, lo que un día empezó siendo una monumental metedura de pata y un error garrafal que hacía reír a más de un sabio, hoy haya calado tanto en el habla que esté totalmente aceptado por la norma.
Ejemplos hay muchos. Pero vamos a detenernos solo en cuatro. ¿Por qué? Quizá porque las vemos continuamente escritas o las oímos machaconamente en muchos medios de comunicación y todavía algún que otro amante de la lengua no tiene claro si son correctas o no. Aclaremos las dudas de una vez por todas.
Leer más en yorokobu.es