Hacía tiempo, gracias al Altísimo, que se empleaban algunos signos para separar palabras y facilitar la lectura. Pero la única manera de indicar al lector que lo que venía a continuación era una pregunta era copiando al final de la misma la palabra quaestio en su forma apocopada: qo.
No estaban los tiempos para derrochar pergamino, así que lo mejor era escribirlo en sentido vertical y no horizontal.
Leer más en www.yorokobu.es.