La matanza perpetrada en Orlando ha aumentado la circulación de la palabra gay en estos días, y por esa lamentable razón se ha podido observar con intensidad el uso de tal término en los medios: La prensa lo muestra sin cursiva y con el plural españolizado: gais. Pero en la radio (lo que coincide quizás con el lenguaje oral común) oímos con más frecuencia la pronunciación guei y gueis, en vez de la correspondiente naturalización fonética gai y gais.
Por tanto, este vocablo está librando una lucha interior entre su grafía y su sonido. La Academia decidió que la escritura gay marcara la pronunciación en español, pero quién sabe si la costumbre de los hablantes obligará a seguir algún día el trayecto contrario.
El término gay tiene su origen lejano en el latín gaudium (gozo), de donde pasó como gai al occitano (lengua romance de esplendor medieval en el sur de Francia). En español, la voz gai derivó en gayo, con el significado de ‘alegre’ y ‘vistoso’.
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