En ellas, el Cervantes intenta picar la curiosidad de los niños para que aprendan la lengua en un contexto de aumento exponencial del español, animado por las buenas relaciones políticas, el atractivo de España como país donde estudiar o trabajar y por su sugerente cultura.
En el expositor del Cervantes del SIEL, los alumnos de un colegio de Temara, una ciudad dormitorio de Rabat, llenan las sillas rojas y atienden atentos a Jadiya Maduri, que les enseña en una pizarra cómo presentarse.
«Les enseñamos cómo saludamos en español, cómo nos despedimos, los números, una conversación sencilla de cómo te llamas, hasta luego, vocabulario como gracias o amigo. Las palabras cotidianas que necesitamos para hablar», dice la maestra a EFE.
Para las clases exprés de español se usan también canciones y se habla de fútbol porque, destaca Jadiya, «las canciones, la música y el fútbol han dado mucha publicidad a la lengua y a la cultura españolas».
Esta marroquí doctora en Traducción e Interpretación por la Universidad de Salamanca, que ha trabajado en los Cervantes de Agadir y Rabat, constata cómo en Marruecos «a la gente le encanta hablar español».
«Dicen que la cultura española es melódica, les llama mucho la atención; es algo nuevo, original, los marroquíes aman la cultura y la lengua española», asegura.
Jadiya constata que este interés se ha incrementado y que la demanda de clases en Rabat aumenta. «Tenemos mucha gente de todas las edades, incluso niños de 4 años. Antes teníamos de 8 o de 10 años, pero no tan pequeños».
Las cifras hablan por sí solas. En 2023, el Instituto Cervantes de Rabat registró 3800 matrículas, un 30 % más que el año anterior, explica a EFE Esther Gutiérrez, directora del centro.
«Ahora y desde años, en concreto en el último año, está teniendo un incremento realmente notable, es un momento de auténtica explosión, no solo de la lengua, sino de lo que tiene que ver con lo español», asegura una vez acabada la miniclase de Jadiya.
Para Gutiérrez, «este interés va más allá de lo lingüístico, es también por la cultura de España y se está despertando cada vez mas el interés por ir a estudiar a España y a desarrollar sus profesiones en España».
Con las lecciones exprés de media hora, los pequeños se van del expositor con lo que en la jerga de los idiomas se conoce como una clase cero, una experiencia, dice Gutiérrez, que «les abre un mundo diferente, una lengua que no conocen y a la que nunca se han acercado».