«No me he planteado nunca si la RAE es machista o no. A mí lo que me preocupa es la violencia de género. Ahí es donde me duele el asunto y sobre lo que habría actuar con fuerza. Es terrible lo que está sucediendo», asegura Clara Janés (Barcelona, 1940) en una entrevista con Efe, en su casa de Madrid.
A esta escritora interesada desde niña en las culturas orientales le gusta «el número siete», y hoy se ha convertido en la séptima mujer que forma parte actualmente de la RAE y en la décima que ha habido en ella a lo largo de sus tres siglos de historia.
La verdad es que no se ha «planteado demasiado esos aspectos». Siempre ha visto a la Academia «como algo muy importante y, desde luego, sin pensar nunca» que ella podría pertenecer algún día a esta institución.
«Me impresiona formar parte de la Academia», afirma Clara Janés, Premio Nacional de Traducción y cuyos libros de poesía han recibido galardones como el Ciudad de Barcelona, el Jaime Gil de Biedma y el Ciudad de Torrevieja.
La nueva académica no sabe todavía qué podrá aportar a los trabajos de la Academia, pero supone que su “interés por el lenguaje”, como poeta y como traductora, le permitirá contribuir a ellos.
«El lenguaje es la expresión del hombre y, a través de él, entras en la idiosincrasia de un país, por ejemplo. Y te preguntas por qué el checo tiene distintas formas verbales para todo», señala Janés, reconocida por la República Checa con la Medalla del Mérito por su labor de traductora y difusora de la cultura de ese país.
A través de la poesía, subraya, «vas directamente a la esencia de las cosas, sin rodeos», y en esa concepción de la literatura influye sin duda «la educación, la infancia que has tenido, el desarrollo posterior».
Hija de José Janés, fundador de la editorial Janés, que luego se asociaría con Plaza, Clara Janés creció rodeada de «25 000 libros» y para «vencer el terror» que le producían decidió hacerse escritora y poder así meterse «dentro de la biblioteca».
Se tomó en serio lo de ser escritora cuando murió su padre con 45 años, «que coincidió con la llegada a la universidad del profesor José Manuel Blecua Teijeiro», padre del exdirector de la RAE José Manuel Blecua.
El primer día de clase, Blecua les dijo que escribieran un dictado, algo extraño en un profesor de Literatura: «Prisión del nácar era, articulado/, de mi firmeza un émulo luciente/, un diamante, ingeniosamente/ en oro también él aprisionado».
Se quedaron todos «asustados» hasta que empezó a correr por la clase que aquello era un soneto de Góngora. «Hacía unas lecturas de poesía magníficas», asegura Clara Janés, que también tuvo «otro profesor maravilloso: Martín de Riquer».
Su curiosidad es insaciable y se ha «pasado la vida estudiando» los temas más dispares.
«Ahora me dedico a estudiar el lenguaje en la Física, empezando por unas palabras de Einstein que he encontrado en internet, y las he traducido», comenta esta escritora, que no tiene tiempo para meterse en las redes sociales.
«Todos los físicos se interesan por el lenguaje, porque la aparición de la relatividad y de la física cuántica hace que los conceptos que antes se habían usado se modifiquen y tengan que encontrar nuevas palabras para expresarlos», comenta.
A diferencia de lo que le sucede a otras mujeres poetas, a la nueva académica no le desagrada el término de poetisa. «Las dos palabras me gustan y, dependiendo del caso, utilizo una u otra».
Pero sí cree que la definición de poesía que da el Diccionario académico (‘manifestación de la belleza o del sentimiento estético por medio de la palabra, en verso o en prosa’) «se queda muy corta», al menos en esa primera acepción del término.
«La poesía siempre tiene que ver con un enigma, con un ritmo. Eso es fundamental. Es la expresión de algo que intuyes y que a lo mejor se presenta en el poema. Intuición e inspiración son fundamentales», señala la autora de Río hacia la nada, Peregrinaje o Movimientos insomnes.
Janés opina que el escritor «no puede vivir indiferente» ante lo que sucede a su alrededor y «debe reaccionar».
«El problema es cómo puedes dar respuesta a lo que está pasando ahora. Es tan complicado…», reconoce.