Lo excepcional de las palabras que a continuación recuperamos es que, estando ya en su lecho de muerte, se hacen indispensables en el momento en el que uno descubre de su existencia. He aquí una reivindicación de estas grandes olvidadas que esperan in extremis su merecido momento de gloria
El limón que se añade a la bebida no es simplemente una rodajita de limón. Es un luquete. Así define la RAE: “Rueda de limón o naranja que se echa en el vino para que tome de ella sabor”. Lejos de ser un recién llegado nacido al calor de la moda de gintonics historiados, luquete es un palabro del siglo XVII atestiguado, entre otros, en textos de Quevedo. No dejemos caer en el olvido esta joya léxica.
El cachivache semiesférico para hacer bolas de helado es un funderelele. Este folklórico término no está recogido por el DRAE, pero sí por la Wikipedia. Los escépticos y eruditos pueden encontrar más datos de tan exótico ejemplar en este magnífico rastreo filológico sobre el término funderelele.
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